El siguiente relato tiene consigo la información de cómo fueron creadas estas colonias.
Y una toma de conciencia solidaria.
El primer espacio se encuentra en un edificio con 100 años de historia, la antigua sede de la Cámara Agraria y Ganadera local, que como recordareis después de ser abandonada ya hace algunas décadas por su traslado al nuevo edificio al final de la calle Real conocida actualmente como la O.C.A.
El inmueble, se encuentra en la calle Marquesa Viuda de Saltillo actualmente cerrado y en desuso. El primer paso de cara a la transformación de este edificio se dio en 2018 el pleno aprobó por unanimidad de todos los grupos que la Cámara Agraria volviera a ser propiedad municipal gracias a la cesión gratuita de su propietaria, la Consejería de Agricultura de la Junta de Andalucía, donde señaló el alcalde, Raúl Castilla, que ya había pensado en este edificio como sede de la biblioteca desde 2010. Sobre esa fecha comenzaron las negociaciones para lograr esta cesión de este edificio que, recuerda, se construyó «con el esfuerzo de nuestros agricultores».
En nuestro pueblo no es el único edificio deteriorado, abandonado y a la suerte de su lenta destrucción en el tiempo. Sin ánimo de entrar en una política de partidos o de gobiernos locales donde debaten el futuro y los cambios de estos espacios, lo cierto es que mientras tanto, este edificio sigue abandonado, y desde aquellos plenos que mandaron a darle un lavado de cara, no se ha vuelto a limpiar, el enorme corral donde crese la hierba y algunos enceres de vecinos que ven este lugar propicio para deshacerse de ellos.
Me es difícil calcular la cantidad de felinos de esta colonia, ya que en mis avistamientos, suelo ver también otros gatos de los vecinos que suelen rondar sus tapias y el propio terreno selvático del edificio. También mi acceso a él para proporcionarles alimentos y agua, es demasiado alto por el edificio en el que vivo. Estos felinos, criaturas preciosas de vellos colores y de incontables beneficios para las personas y población, se ven obligados a buscar su alimento fuera del edificio, aventurándose a los consiguientes peligros que una calle de transito conlleva.
Al comienzo de la calle de la Marquesa, y junto la cera del propio edificio, se encuentran los contenedores que estos lindos gatitos suelen encontrar parte de su sustento, a esta aventura le sumamos los encuentros de otras colonia invadiendo estos espacios y que por su naturaleza en periodos de celos se cuelan incluso en las casas y edificios de la zona, cada noche tenemos concierto, dos barítono uno enfrente del otro entonan la canción quien es el más fuerte para quedarse en este territorio y llevarse el premio del apareamiento de las bellas gatitas del lugar.
Por supuesto las gatitas también sufre este ardor de amor y acuden a su encuentro, y por la cuenta de tres, en menos de 12 semanas te llena la casa de Pichurrines, esto lo multiplicamos por las hembras de una colonia, y nos sale a una docena por familia por lo menos. Esta súper población de animales mascotas o furtivos, deben ser reguladas y apoyadas por leyes en principio por nuestro propio ayuntamiento, en este sentido han tardado en tomar
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